El pequeño ciervo decidió utilizar todas sus fuerzas para ejecutar el ejercicio. Sus patas traseras se aferraron rotundamente en el suelo para impulsar todo su cuerpo. Y así, el pequeño cervatillo quedó en suspensión, y no solo por un momento. Esta posición será eterna y perpetua. Majestuoso, ágil y gracioso el animal se mantiene en una pirueta inmortal, ese fue su salto. Un salto que permanecerá para siempre y por siempre.
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