Al caminar me gusta
observar lo que va pasando a mi alrededor. En realidad soy yo el que va
pasando. La cuestión es que pasan cosas, aceras, carreteras, transeúntes,
casas, parques, árboles,... .Los edificios, inmóviles han permanecido en su
sitio durante muchos años unos y no tantos otros. Me gusta imaginarme historias
sobre ellos. Dejándome llevar por su arquitectura me sumo en un sueño
imaginario. Pienso quién habrá habitado en ellos, las historias que se habrán
explicado dentro, los niños que habrán jugado en sus habitaciones...
Hay multitud de opciones para pensar en esas historias... piedras de la época medieval, edificios modernistas, industriales, casas de protección oficial, bloques de oficinas. Cada fachada tiene tres mil cuentos que explicarnos. Millones de rayos de sol las han calentado durante tiempo, han sido salpicadas por tímidas gotas de lluvia y por huracanados ríos de tormentas; por caricias de viento suave y por pedradas de juegos infantiles. Cada fachada es un mundo, un cuento que explicar... solo hay que dejarse llevar... . Cuentos de hadas, en fachadas.
Hay multitud de opciones para pensar en esas historias... piedras de la época medieval, edificios modernistas, industriales, casas de protección oficial, bloques de oficinas. Cada fachada tiene tres mil cuentos que explicarnos. Millones de rayos de sol las han calentado durante tiempo, han sido salpicadas por tímidas gotas de lluvia y por huracanados ríos de tormentas; por caricias de viento suave y por pedradas de juegos infantiles. Cada fachada es un mundo, un cuento que explicar... solo hay que dejarse llevar... . Cuentos de hadas, en fachadas.
Pienso, muy en serio, que
pronto los explicaré, aquí en esta despensa. Y pienso que no solo serán las
fachadas las que me susurrarán sus historias. Cada imagen, cada instante
presentado en fotografía, puede venir acompañado por una narración.
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