Y las luces formaron un único elemento. Los tonos rojos ya se confundían
con los azules derivando en lilas y malvas que derramaban surcos de purpurina.
La aparición del amarillo provocó el nacimiento de ríos verdes de luz. Un mosaico
de colores que provocó un sueño común y compartido, que quedará en la retina…
pero también en el alma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario